Como ya sabréis por mis breves al día siguiente de mi pequeña torcedura de pie absurda (bajando el último escalón de una escalera, y suerte que era el último), decidí que lo más sensato era ir al médico. Más vale prevenir. Aunque para que no cunda el pánico diré que no puedo acompañar esta entrada de una foto aparatosa porque, por suerte, no fue ni tan grave como para escayolarme o vendarme, ni tampoco he conseguido aún la tobillera que me aconsejó el médico. Resulta que donde la venden solo abren entre semana de 10 a 17...
El caso es que antes de ir al médico llamé a Lukasz, nuestro socio de acogida aquí, para preguntarle la mejor opción para ir al médico. Decidí irme a la privada aunque tuviera que pagar, porque me aseguró que allí hablaban inglés y casi mejor así, porque hacerme entender en polaco... Y me acompañó Nicu (¡gracias!).
Al llegar al centro médico, en la recepción no hablaban inglés, en el registro de la primera planta tampoco, pero con un mínimo de polaco nos hicimos entender. También con el idioma post it. Cada vez que me tenían que dar un número de puerta o un precio a pagar, lo apuntaban en el post it y me lo daban.
Después de la primera burocracia me fui con mi post it con el número 129 a la puerta 129, que estaba en la planta baja... Con un pie mal, y piso arriba piso abajo. En la puerta 129 conocí a mi médico. Tenía mucho palique, era de Cracovia, casado, y sabia italiano e inglés. También había estado en España de vacaciones. Hablar de temas médicos en inglés es complicado. Así que optamos por hablar una mezcla de italiano, inglés y castellano, junto con el idioma más internacional de todos, el idioma de los gestos. Después de hablar un rato, y como era de proceder, me mandó a hacerme una radiografia. Otra vez al primer piso, pasar por el registro y por el post it para pagar.
No había cola en las radiografias, pero tampoco había nadie haciéndolas, así que esperamos... un buen rato. Aprovechamos para recordar algo de papiroflexia y dimos salida en forma de barco a unos cuantos pamfletos de propaganda.
La mujer de las radiografias tampoco hablaba inglés y me hablaba en polaco. Así que yo le hablaba en castellano. Y aquí fue donde más explotamos el idioma de los gestos. Y ahora tengo unas radiografias hechas en Polonia para el recuerdo, con mi nombre puesto con Tippex sobre las placas.
De vuelta a la puerta 129 (otra vez para abajo) mi médico me esperaba. Creo que se llamaba Tadeusz. Allí me dijo que en la foto todo se veía bien y que como podía andar no me quería escayolar ni vendar aparatosamente. ¡Todo un detalle! Así que me dio una pomada, me recomendó una tobillera y me aconsejó que me buscara un fisio para más adelante.
Como les pasa a todos los médicos conmigo, se quedó altamente sorprendido por la elasticidad de mis tendones, tuvo que comparar los dos pies para exclamar algo así como: veo que esto es normal en ti, así que no le daremos importancia.
Diagnóstico: esguince que quedará solventado en unas semanas.
Y antes de acabar... Gracias a Tadeusz por su paciencia, esque es simpático el hombre, y es de agradecer.